Escritos,historias y locuras.

jueves, 17 de noviembre de 2016

LA NOCHE DE LOS MIL AÑOS ROTOS : INTRODUCCIÓN(EINFÜHrUNG)


LA NOCHE DE LOS MIL AÑOS ROTOS

INTRODUCCIÓN(EINFÜHRUNG)




Otto Johann Günsche  corrió en la noche como un desaforado.
Las llamas ,impávido escenario,corroyendo su sueños ya muertos y enterrados,se le antojaban heladas,lejanas,como cortando el límite entre el hoy y la ausencia.
Le temblaban las manos.Las mismas manos que orgullosamente habían enarbolado el estandarte glorioso,regalo de los dioses antiguos,caído desde las cumbres del Hiperbóreo o desde las torres misteriosas de Thule,

al cual había consagrado  su joven vida...tal vez desde el vientre de su madre.
Ya el mundo nunca volvería a ser el mismo.Por un instante envidió a Goebbels y a los otros.Por un instante quiso ser como esos niños.
"No hay sitio para nosotros en la derrota,Kamerad".
Las palabras de ese oscuro sargento que encontró en la Voss Strasse lo volvieron loco de espanto.
Porque era espanto.
Se dejó caer detrás de un muro semiderruido.El sargento misterioso lo seguía.Se había convertido en su sombra.
Günsche le llevaba unos cuantos centímetros de ventaja:era alto,bien conformado,hermoso como correspondía a un cabal Standartenführer,y en sus ojos color arena bullía aún el fuego de la virginidad impoluta,de la castidad fogosa de los guerreros antiguos.
El Unteroffizier ,bajo,rechoncho,de tipo vulgar ,ebrio como una cuba y con los ojos rojizos (alguna vez había visto a Göring...Göring tenía los mismos ojos) se dejó caer sobre  él.
Günsche manoteó su pistola,indeciso entre matar al tipo o pegarse un tiro él mismo.
-Halt,Kamerad!-advirtió el tipejo,con voz gangosa de alcohol y de recónditos vicios.
Luego eructó,y Günsche sintió esa repugnancia que mezclaba el olor de la carne humana quemada con la pólvora de los obuses y la sangre podrida.
-Cree usted que esto va a quedarse así,Kamerad?De veras lo cree,mein Standartenführer?
Fijó sus pupilas cuajadas como coágulos aún frescos  en él;Günsche percibió su propia piel febricitante,y el asco profundo actuó como acicate para otra sensación que él mismo había decidido expulsar para siempre de su cuerpo impoluto.
-El....El Führ...er...-balbució-Está..está.......Yo..yo.....
-Lo sé,Standartenführer-dijo el individuo-Es hora de que la piedra quiebre por fin el cristal.
Günsche se echó atrás,instintivamente.Estaba como paralizado.Se apoyó en lo que quedaba del muro(era una vieja tienda de abarrotes,cuántas veces había pasado frente a ella!...cuántas veces!..desfilando,soberbio,espléndido en su uniforme negro,impecable,sin mancha) y dejó que el repulsivo personaje pusiera sus manos,sucias de barro y  secas de sangre,sobre su cuerpo.-
-Siempre soñé un Standartenführer en medio de la muerte,como si fuera el último héroe de la saga de nuestra Vaterland..Siempre soñé una pira funeraria para el acto supremo.
Suspiró,y desabrochó lentamente la chaqueta del petrificado Günsche.
Tocó la piel de mármol puro con dedos vacilantes:
-Nunca ha sido usted herido  en el frente,eh,mein Standartenführer?
-No he tenido ese inmenso honor-alcanzó a decir Günsche,juntando apenas los últimos restos de su orgullo.
-Se nota-suspiró-Es usted  fresco como los dioses bañados en la fuente de Hvergelmir..
Debía haberlo matado al instante,pero el horror de la misma muerte propia vista en otro pudo más.
-Es el Ragnarók,Kamerad! Nacerán nuevos dioses-prosiguió el hombre sucio,besando aquel pecho que parecía,todo él,una cota de malla.
Günsche se desvaneció al contacto,y dejó que la asquerosa boca explorara aún más su secreto.
-Hubo uno solo,cierto....?
-Ja...
Günsche sentía que debía resistir los gemidos,pero era imposible.Quizás podría,en su imaginación deshecha por la insólita crudeza del instante,fingir que gemía de dolor,que un obús le había pegado en las entrañas,que moría gloriosamente,heroicamente,para honrar el Totenkopf que nunca había adornado su uniforme.Él era un simple Standartenführer...él nunca había combatido...Salvo ahora,y contra lo más hediondo  y enfermo.de la naturaleza humana.
-Uno solo e inalcanzable...-insistió el Unteroffizier,deshaciendo la cerradura mística de la hebilla de plata.Allí estaban,desmoronadas ,pero legibles aún,las palabras "Meine Ehre heisst Treue"(Mi honor es mi lealtad). 
-Ja...... Mein Führer..Él era...mein Führer...
El Unteroffizier le dedicó una risita nauseabunda,y dijo:
-Ahora yo seré su Führer....Ich werde deinen Führer...Nun...
Günsche nunca había movido su cuerpo salvo para cumplir órdenes:en la marcha,en el desfile,en las interminables sesiones de gimnasia,vestido,desnudo,puro,entregado y aun humilde en su orgullo de SS.
Rígido,el simple,instintivo e irrefrenable deseo de que su cintura temblara ,prisionero de una mano implacable ,le pareció insólitamente ajeno.Escudándose en este pobre consuelo,dejó que sus caderas ascendieran como solicitando probar más de aquella mano.
El Unteroffizier jadeaba.La boca era un vivo esputo constante de saliva,de una baba pringosa mezclada con los mocos que caían de su nariz.Günsche no tardó en dejar que su propia boca abierta se transformara en una fuente húmeda y chorreante.
-Es lo que un Standartenführer necesita de vez en cuando-murmuró,con la garganta estrangulada por el ansia insalvable que la posesión de aquella belleza caída despertaba en él-Vaciar su orgullo en la mano solícita de un simple sargento.Y babear como un enfermo....largamente....hasta que la última letra de la palabra "honor" haya sido silenciada para siempre.
(CONTINUARÁ....DIE GESCHICHTE WIRD AUCH WEITERHIN...)





LA NOCHE DE LOS MIL AÑOS ROTOS(NOVELA HISTÓRICA):ADVERTENCIA PRELIMINAR

          LA NOCHE DE LOS MIL AÑOS ROTOS

(NOVELA HISTÓRICA)

                                  ADVERTENCIA PRELIMINAR

La Autora del subsiguiente relato no pretende erigirse en infalible miembro de un inexorable tribunal ,ya que el fin perseguido por el mismo no es emitir juicio alguno .
Las intenciones políticas quedan absolutamente fuera.
En esta narración intervendrán personajes históricos bien conocidos por la mayoría del Público Lector,y otros total y absolutamente ficticios,creados por quien suscribe.
Lo que deseo dejar asentado es que este humilde relato sólo persigue el fin de entretener al Lector,sin influir sobre su escala de valores ni sobre ningún tipo de juicio a priori o a posteriori.
Esos juicios,de carácter pura y exclusivamente ético,pertenecen a la Historia de la Humanidad.
Quien subscribe desea dedicar este modesto trabajo a TODOS:a los unos y a los otros;a los que cayeron y a los que sobrevivieron;a las víctimas de TODOS los holocaustos y sacrificios,vengan de donde vinieren, y dirigidos contra quien fuere,y a sus familiares y descendientes.
En los sucesivos capítulos irán apareciendo,añadidos a los mismos,imágenes,música y vÍdeos que,quizás,puedan herir la sensibilidad de algunos amigos lectores.
¿Cuál es la finalidad,entonces,aparte del entretenimiento consiguiente?
El fin es que NUNCA JAMÁS alguien tenga que volver a escribir una narración de este tipo en un futuro,sea éste mediato o inmediato.
Gracias por leer y comprender.
Atenta y respetuosamente,









Aisha Tsufurujin(Tékélyi Kassandra-Kassandra Gauthier)
Adviento de 2015




LIEBESTOD:LOS DIOSES NUNCA MUEREN(Die Götter niemals sterben)

LIEBESTOD:LOS DIOSES NUNCA MUEREN(DIE GÖTTER NIEMALS STERBEN)

(NOVELA HISTÓRICA BREVE/UCRONÍA)

DER ERSTE TEIL

(PRIMERA PARTE)










(Im memoriam: Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen ,de Oswald Boelcke , y de todos los héoes de la Luftstreitkräfte)

Vaux-sur Somme,21 de Abril de 1918/21,April1918
Como siempre,te escribo cuando vuelo.Es como usar el aire a guisa de papel,y mi Fokker DR –I ,pura tinta roja (lapicero de tres plumas) en el gris blanquecino :en las nubes de las hojas.
Ha pasado ya más de un año....Cielos,pronto serán dos años....Mi memoria y mi cabeza partida no coordinan bien,sabes....
Supongo que no puedo perdonármelo.
Es gracioso...Cuando en aquel ya lejano mes de Agosto,en la agonía de un verano de obuses(perdóname,pero me parece tan lejano como un pilar de hielo en medio de la nada),volviendo en tren desde Bulgaria ,cruzando la devastación de la Vaterland(sangre y barro de trincheras,hedor de muertos,luctuoso color de plomo,lagartos deshechos) me atreví a preguntarte cuál era tu secreto,pude comprender de inmediato que,al regresar a mi camarote tras compartir las copas y las risas y los torrentes de palabras,mi vida ya no sería la misma.
Quería causar terror.Quería transgredir las frases sabias de tu prudencia,quería coronar con la victoria una guerra inexplicable("·La guerra que nadie podría ganar") y conocer contigo,algún día,la tierra en la que tu padre vivió libre,olvidado,oscuro...
Ah,yo,el aristócrata de pura raza,el junker orgulloso,reportándome ante el joven de extracción pequeñoburguesa,ojos de índigo extraño en un rostro pálido coronado por la oscura y rubia sombra de tu pelo...
Mis dedos inocentes en tu pelo,ocultos en la noche,repitiéndome la frase que corría como el vino del Rhin en las tabenas y en las casuchas y en los palacios:"Los dioses nunca mueren".
No.Mentira.Los dioses mueren jóvenes:a veces,apenas nacidos.Se asoman fuera del vientre de sus madres,rompen a volar y caen,como pájaros llegados al fin de su jornada.
Aquel día estabas con Immelmann,al que yo reputaba como un monstruo.Le admiraba,y ,secretamente,también le odiaba.
Era tu brazo derecho,era el que ocupaba un sitio a tu lado,y recibía las órdenes con la vista al frente y sin atreverse a cruzar el vacío azul de tus ojos.
Yo,por mi parte,me atreví.
Apenas caminábamos ,fingiendo un paseo sin mayores implicancias. Y tú sondeabas mis intenciones.Jugabas a descubrir al cazador oculto bajo la máscara del joven aristócrata, imberbe aún,acaso tembloroso...porque...quién no ha tenido miedo alguna vez?
Me lo dijiste esa tarde,y muchas otras tardes,a veces en la soledad de una alcoba improvisada.
Nunca fuimos lo que todo suponía que llegaríamos a ser.Nunca fuimos ni del uno ni del otro.
Éramos fríos hasta en el cálculo establecido como convención mutua para llevar la fricción mucho más allá un rango insoportable.
Un rango que no admitía retorno.Entonces yo me arrojaba,como en un tirabuzón en pleno vuelo,sobre el azul distante de tusojos.
Sí...Tú eras la inspiración,la Eingebung....en tanto yo era ...reiner Wille...la pura voluntad.
Mi frialdad y tu pasión cruzaban sus espadas,en vuelo,en tierra,en fuego ,en aire,en agua.....entre las culpables mantas,al calor de tus manos que me enseñaron todo:tomaste al cazador y lo hiciste ,de puro humano,divino e inalcanzable.
Todo era cálculo?
Yo me convencía de que así era,atragantándome de sal y de incoherencias,entre fantasmas de rosas de abril y tardes de justas medievales arrancadas a falsos recuerdos de la niñez perdida.
Perdida y recuperada entre tus brazos.
Porque tú me alimentabas.Tú,el pequeño burgués,minúsculo oficial de telégrafos improvisado héroe con la investidura de un dios,saciabas mi boca y mi alma,todo a un tiempo,muchas veces sin que mediaran gestos ni palabras.
Perdona...Tal vez estoy delirando....Dicen que mi cerebro ya no puede soportar estas alturas.Pero..qué es mi cerebro en tierra sin ti,sino un pedazo de nada?
Tú estás aquí,en vuelo,siempre en vuelo,gaviota de hierro,albatros de acero con ojos de amatista y boca devoradora de silencios...
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(CONTINUARÁ....)

LAS DOCE LARGAS HORAS DEL SEÑOR PRESIDENTE(UNA HISTORIA REAL)

LAS DOCE LARGAS HORAS DEL SEÑOR PRESIDENTE


(UNA HISTORIA REAL)

(No,no...No es don Miguel Ángel Asturias...Ni es Estrada Cabrera....vamos! 
No alumbra ninguna lumbre de alumbre,aunque sí que viene de un Luzbel de podredumbre.....)
Doce horas en el hueco 
Donde las aves anidan: 
Palomas en la Rosada 
Que,aunque es de noche,lo miran. 
El señor es pelicano 
(No es un ave :es el cabello) 
Casi parece un anciano 
Que ha perdido hasta su cuello. 
Un bastón de cartón piedra 
Y una banda de hojalata 
Para don Fede Pinedo 
Presidente de opereta: 
¡Traigan maracas y pitos 
Que yo llevo las caretas!

BUENOS AIRES,HORA CERO(HISTORIA BREVE)

  BUENOS AIRES,HORA CERO

              (HISTORIA BREVE)


El río leonado se evaporaba lentamente .Su olor acre,penetrante,se mezclaba con el aroma de las últimas rosas de abril.
El hombre vestía un traje de gabardina inglesa ,corte italiano,color gris oscuro.Llevaba sombrero, y el abrigo sobre los hombros en estudiado gesto de descuido.
Sostenía los guantes de ante con su mano izquierda,en tanto con la derecha maniobraba una boquilla de ámbar y marfil con iniciales de oro.
Caminaba con paso lento,un paso que podría perecer cansino a los profanos,pero que era como el teatral despliegue de una hidalguía antigua.
Entró al café:Su aspecto de aristócrata de vieja sangre contrastaba con la sordidez de aquel ámbito.La humedad le hirió el olfato,y las violetas que dormían en una taza disfrazada de misérrimo jarrón apaciguaron su incomodidad.
El otro hombre estaba sentado de cara a la ventana.Tenía una gorra a cuadros,vieja,con la visera cayéndole casi hasta cubrir su frente.Unos rizos quizá demasiado largos,entrecanos,originalmente del color de la miel , rozaban sus cargados hombros.
-Buenas tardes.-saludó el recién llegado con voz grave,una de esas voces que parecen surgidas de un universo imposible,habitado sólo por sombras,personajes y máscaras.
El otro alzó un poco la cabeza,lo miró de soslayo,y replicó:
-Buenas tardes,doctor .
Luego hizo un gesto invitando al recièn llegado a sentarse,y se atrevió a observarlo bajo la pálida luz de una pobre lámpara.
Era un hombre de unos cincuenta años,alto,delgado y aún elegante,de cabello canoso y lacio,fuertemente peinado hacia atrás.
Sus viciosos ojos de un azul desvaído tenían,sin embargo,sombras rojizas.
El de la gorra era algo más joven(bastante más joven,como de cuarenta años:quizás menos,aunque visiblemente deteriorado por la bebida y el infortunio,esa infeliz pareja que suele siempre sembrar estragos).Sus ojos garzos no tenían expresión alguna:parecía que la vida lo había abandonado mucho tiempo atrás,dejándole,sin embargo,la capacidad automática de moverse en el espacio y de permancer en el tiempo.
-Puedo preguntarte qué estás haciendo en Buenos Aires?
El hombre de la gorra a cuadros endureció el rostro,y su voz,quizás meliflua,adquirió una extraña connotación de odio:
-Quizás vine porque sabía que usted vivía en esta ciudad.Como ve,es cuestión de vegetar:aquí,allá.....Es cuestión de durar y de esperar.
El hombre alto y canoso suspiró,abrió una pitillera de oro,y le ofreció un cigarrillo:
-Tabaco turco-apuntó el más joven.
-En realidad,egipcio.Estos cigarrillos empezaron a fabricarse por orden del bey de Alejandría.
-Eso fue antes de la primera guerra mundial.
El hombre alto encendió ambos cigarrillos con un precioso encendedor de oro y diamantes,que ostentaba su escudo familiar.
-Sin duda.Desde luego que fue antes de que el mundo se acabara,...hace...ya...cien años?
El más joven miró en torno de sí.
Habían retrocedido cien años en un instante?
-Ya veo-dijo,sonriendo con una amargura que hubiera sido capaz de partirle el alma al otro si el otro la hubiera tenido-Ahora también maneja usted el tiempo?
La pregunta en realidad no era una verdadera pregunta,sino una cuasi afirmación.
-Siempre he manejado el tiempo,mi querido amigo.Es quizás lo más fácil de manejar en estas cuestiones.Es,aunque así no lo parezca,el elemento más sencillo de todos.
-Y qué es lo más difícil o lo más complejo para usted,doctor ?
El hombre canoso no respondió.Guardó silencio y miró las volutas del humo.
Una melodía tristísima y muy vieja venía sonando desde la calle.
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El supliciado abrió los brazos y ofreció su pecho a la rapiña monstruosa de aquella boca que ,a pesar de todo,aún adoraba.
Aferró el cuello de su oponente-amante y no tuvo más fuerzas para murmurar las mil y una palabras que el delirio le inspiraba.
Las lágrimas se obstinaban en permanecer secas,quemándole los párpados por dentro,en tanto sus piernas se enlazaban en torno de la cintura del amante-verdugo.
Era como una fiebre que le comía los huesos.
Ya casi ni podía gritar:hasta la voz se le había muerto.
-Tienes el olor de una manzana madura a medio morder-murmuró el verdugo,embriagándose con el perfume de aquella piel quemante.-Tienes el olor dulce de tu mal,y de tu propia fiebre.
El otro infeliz no podía articular sonido alguno.Sólo se ofrecía a la locura que le arrasaba cuerpo y mente con un ímpetu salvaje,y era su sangre la que suplicaba por más.
-Eres como aquel pasaje del concierto de Vivaldi para dos violines en la menor...Un largo adagio....Eres un adagio :tienes esa ambigüedad de estar entre dos ráfagas de frenesí.Eso es lo que hacen ahora tus piernas en mi cintura.Componen un adagio y son las cuerdas agudas que suplican la respuesta de las voces graves...
El verdugo ni siquiera se había desvestido completamente.Sólo su torso estaba victoriosamente desnudo,en tanto su víctima era un delicado espectro de carne pálida sobre el cobertor de terciopelo verde oscuro.
El pobre desgraciado se atrevió a abrir los ojos para observar morbosamente como un mechón de cabellos canosos se pegaba por el sudor a la frente de su némesis:quizás el único detalle de desprolijidad en la atildada postura del amante que imitaba las imágenes del arte antiguo y ahora era un Caravaggio oscuro y trágico,o quizás un Goya de la serie negra.
Y entonces pensó en los versos del Dante("Poscia,piú che il dolor,poté il digiuno"),en aquel final del canto XXXII del Infierno,y se detuvo en el detalle de su carne disolviéndose en las entrañas del amante,la tumba soñada,ansiada,anhelada,mil veces mejor que la húmeda tierra.
Leyéndole los pensamientos,el otro recitó:
-"Tu vuoi ch' io rinnovelli
Disperato dolor ch'il cor mi preme
Giá pur pensando,pria ch'io ne favelli".
No se trataba del placer,pues éste era ilusorio,o no existía...Se trataba del encadenamiento progresivo y latente,su bajo vientre ardiendo,sus piernas apretando más y más la todavía esbelta cintura de su ejecutor.
No se trataba del deleite humano,sino del furor de un reencuentro.
No era una cuestión de sexo,sino de hambre.No era canibalismo,era una monstruosidad aún peor,era antropofagia del espíritu,y era él,él mismo,quien ahora devoraba a su verdugo en un desesperado intento por arrancarle un día más al tiempo,y arañar la eternidad.
Pasaron las horas de la alta noche,y llegó el alba,y el sudor bañó completamente las sedas y el terciopelo.
El deseo se hizo rancio ,pesado,como la nube oscura que se deshizo en lluvia al dar las seis.
Más tarde,en la mañana lluviosa que devolvía la imagen fantasmal de un Buenos Aires sin tiempo,el hombre alto se irguió para contemplar la figura durmiente de su víctima.
Sonrió,complacido,y se tendió suavemente a su lado,enlazando su cuello,acariciando los rizos entrcanos que habían sido del color de la miel clara,y haciendo que aquella cabeza que rivalizaba en belleza con la del "Narciso junto a la fuente" se apoyara en su amplio pecho.
-Y ahora....qué voy a hacer contigo? A veces no sé si devorarte o dejar que me devores:para variar,sería una experiencia memorable.
Lentamente se abrió la puerta de la habitación en la que todo estaba cubierto por velos blancos.
Entonces entró Cronos, con su paso sagrado,solemne,,y se ubicó en el vértice de un universo intemporal.
Porque en el inmenso reloj de pie,un carrillon que daba las horas haciendo sonar las fúnebres notas del preludio IV de Chopin,las manecillas se habían clavado para siempre.
Una hacia arriba,y la otra hacia abajo,una verticalidad perfecta que anunciaba que,desde ese instante,y para siempre,el universo se había petrificado al dar las seis.
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-Me alegra que le haya gustado la casa-dijo el hombre de voz de violoncello-Cuando me encargó usted que le buscara un lugar en esta ciudad,no pude pensar en otra cosa.
El hombre alto y canoso sorbió su café con la delicadeza estudiada durante más de veinte años de severa educación en aquel entrañable colegio jesuita de Alemania,y dedicó a su interlocutor una genuina sonrisa:
-Nada me tranquilizaba más que el hecho de que fuera usted quien estaría a cargo.
El hombre calvo le devolvió la sonrisa con la misma genuina sinceridad,y luego releyó una carta,sonriendo,con orgullo:
-Es usted el primero en saber que hace dos meses me he convertido en abuelo.
-Mis felicitaciones,pues!
Ambos se estrecharon las manos,y el hombre canoso encargó personalmente una botella de Esprit Napoléon para el brindis de rigor.
-Y....cuál es su nombre?
El hombre calvo hizo un gesto con la mano.Era casi tan teatral como su compañero de mesa:
-Se llamará como su abuelo.
Entretanto.Buenos Aires volvía a vivir ,de súbito,junto a su río leonado,bajo un cielo de hierro.

BALA DE PLATA

                          BALA DE PLATA


Hermann-no Hesse-el lobuno

Tenía una bala de plata.
Mejor dicho:lo creía
Porque bien que se veía
Que la bala era de lata.
Un lobizón marrullero
Se mostraba enamorado:
Conocedor del yaoi
Quiso ponerse a su lado.
Pero al ver la gran pistola
Con esa bala de plata
Dijo"Mejor me hago monje..
O aquí yo estiro la pata!"

ES UNA MATA AGUDA DE SILENCIO...

ES UNA MATA AGUDA DE SILENCIO...


 Es una mata  aguda de silencio
Este frío que , cínico ,se mira
En superficies negras sin espejos.
Con mendrugos caídos, en la plaza
Del pueblo,sobre un banco,recostada
Es la imagen del encanto y la miseria,
Y el crudo  paradigma de la nada.

OJOS DE VERDE GRIS




Ojos de triste  hiedra,
Lívida flor del tiempo:
Espejo en que he de mirarme
Cuando llegue el invierno....

OJOS DE VERDE GRIS


Clavados en la veleta

Que gira ,espaldas al viento.
Muertos para los otros
Y vivos fuera del tiempo.