Escritos,historias y locuras.

domingo, 13 de noviembre de 2016

CAPÍTULO VII:

ADAGIO SOSTENUTO



(Isla de la Grand Bé)
La ceremonia fue breve,simple.Sólo Mischka,los Dutertre(anegados en llanto),y,a una prudente distancia,Nikolai,Mauricio y Dal Monte.
"Adiós,amigo y maestro...Adeus..",se dijo Mauricio,siguiendo con sus ojos el tranquilo vuelo de la ceniza en el viento de otoño."Nunca podré decir que lo he conocido realmente".
Nikolai experimentaba los más encontrados sentimientos.Su mente voló hasta aquellos días de juventud,cuando tuvo ocasión de asistir a una de sus charlas.Ameno,cálido,sencillo en el trato,finísimo y culto...Así quería recordarlo.
O tal vez como aquella sombra vaga que se disolvió en la noche abandonando la cabaña en los bosques de Bariloche.Hubiera querido recitar las plegarias del Kaddisch(después de todo,Abravanel era,como él, medio judío);pero casi no las recordaba.Murmuró,entonces, una estrofa perdida del Kol Nidrei.
Alessandro Dal Monte era el que más podía apelar al bagaje ,casi siempre doloroso,de los recuerdos.Cerró los ojos,y la malevolente sonrisa de un joven de largos cabellos negros,mirada insolente,elevada estatura y extraña belleza se le presentó de súbito.
Sintió que,tal vez,en su juventud,lo había amado,como se ama una inquietante presencia de aspecto sabroso,pero a la vez peligroso y tentador.Abravanel fue extraordinariamente hermoso en un tiempo.Luego ,las amarguras le arrebataron hasta la misma sombra en que se había convertido..
Dal Monte experimentó las angustias del amor-odio-amor y el sentido de lo irreparable,todo en uno,cuando,al ver volar la ceniza,supo que algo de él se iba para siempre en el viento junto a ese puñadito de polvo gris.
Y entonces fue cuando su pecho estalló en sollozos.
Cayó de rodillas,escondió el rostro entre las manos,y casi gritó:
-Por qué?Por qué ,mi Dios,por qué?Maldita vida,perra...condenada vida!!!!!
Mauricio iba a acercársele,pero Nikolai le hizo un gesto:
-Déjalo-murmuró-Ya tiene su condena.
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Lo trámites subsiguientes,el papeleo,las apelaciones a viejos amigos y conocidos en la INTERPOL y la Surêté para obviar la intervención de Mischka en la muerte de Abravanel(caratulada finalmente como "suicidio"),forman parte de lo burocráticamente anecdótico.
Tres noches en la posada del pueblo hubieron de soportar aún,antes de poder emprender vuelo de regreso a Buenos Aires.
Durante una de esas noches,Nikolai,tras lograr que Mischka se durmiera en sus brazos canturreándole como a un niño,bajó a la taberna por un trago,recomendando a Mauricio(ocupaban los tres la misma estancia) que estuviera alerta por si el muchacho despertaba,y pedía por su presencia.
Quería borrar las terribles imágenes del crematorio;el olor a carne chamuscada;la visión de Mikhail besando aquella boca inerte antes de que se convirtiera en cenizas...
Pidió un cognac,y encendió uno de los Gauloises que había encontrado en la mansión,en una cajetilla abierta.Era un tabaco fuerte,ardiente,seco,como la mente febricitante y enferma de aquel que solìa fumarlos.
En una mesa contigua,un resto de hombre,borracho,irremediablemente borracho,canturreaba una melodía de inconfundible tristeza.
Era Alessandro Dal Monte.Nikolai se mordió el labio inferior:Tal vez ahora,ebrio como una cuba,dijera por fin la verdad.
Sin decir palabra,se acercó a su mesa,y tomó asiento frente a él.Alessandro Dal Monte pareció no haber advertido su presencia,los ojos fijos en el fondo de su copa de Pernod.
-Alesandro-empezó a decir Nikolai-,necesito saber toda la verdad.
Hipando,Dal Monte respondió:
-Para qué,diamine?(demonio) Ya se terminó.Estoy fuera.Tú mismo lo dijiste.
Nikolai miró su mano.Aferraba algo que claramente quería tener oculto.
-Qué escondes ahí?
-Nada..niente.niente...
Lutbimov no quiso dar espectáculo iniciando un forcejeo,pero finalmente la mano de Dal Monte se abrió,y pudo ver la otra Eibar 38,la gemela del arma homicida.
-Vas a cometer una tontería?-peguntó-Me extraña viniendo de ti.Eres frío como el hielo.Si te suicidaras,sería un acto de irracionalidad manifiesta,que no cuaja con tu personalidad.
-Frío como el hielo!Mira tú quién habla!
-Alessandro,estás haciendo que la gente nos mire.
-Me ne frega!
-Alessandro,necesito saber toda,pero absolutamente toda la verdad.Te prometo que nadie más lo sabrá.
-Y qué importa ya eso?Él ya no sufre,y yo soy libre.Tú tienes una idea de lo que he perdido?
-Yo también he perdido,y muchas cosas,recuérdalo...Cosas y personas que amaba...Demonios,Alessandro!!!Éramos amigos en un tiempo!!!Estuviste conmigo cuando perdí a mi padre,a mi hermano Andrei!!Fuiste uno de los que sostuvo su ataúd durante el funeral!Mi hermano Boris te tiene un afecto inconmensurable!!Déjame acompañarte en esta hora!!!Déjame saber el qué, el por qué y el cómo!!!
-Lo que tú quieres es que te diga si yo sabía de antemano lo de los simulacros de asesinato.No.No lo sabía.Dall'Abaco,dela policía secreta italiana,me consiguió el dossier después de que L'Heureux me escribió diciéndome que le había llegado una carta.
-Una carta?De quién ¿De Abravanel?
-No tenía remitente,y estaba escrita a máquina.Nunca pudimos identificarla :quizás fuera una vieja Remington,como las que se se usaban hace unos treinta años.
-Pudo ser de él;era su estilo.
-Tal vez.
Hizo una pausa,los ojos fijos en el alcohol,como buscando las fuerzas que lo habían abandonado para siempre.
-No sabes lo que he perdido-repitió-No tienes ni la más mínima idea.
Nikolai bebió un sorbo de cognac,encendió otro cigarrillo,y miró decididamente a Dal Monte,con aquella mirada inquisitorial tan suya,la "mirada insufrible e insostenible",como la había bautizado Mischka.
-Lo amabas,Alessandro?-preguntó
Silencio.
Lutbimov insistió:
-Puedes decírmelo:él ya no existe.Lo amabas?
Por toda respuesta,Alessandro Dal Monte se echó a llorar como un niño,con la frente sobre la mesa,balbuciendo palabras ininteligibles,en italiano, como en una monótona cantilena.
Nikolai llamó al mesonero,pidió un café doble y un vaso con agua,y se lo dio a beber.
-Toma,bebe esto.
Dal Monte bebió el agua a pequeños sorbos,hipando todavía,y comenzó.,quedamente:
-Después de que me escabullí de la Universidad,como ya dije,vino hasta mi cuarto de hotel,y prácticamente me acosó.Lo rechacé vigorosamente,tras un primer momento de absoluta perplejidad.Me rogó encarecidamente que lo dejara irse conmigo a Argentina(yo le había contado que pensaba radicarme allí).Abandonó a Jan Van Houten(éste nunca lo perdonó,como se vio claramente más tarde),y viajamos juntos a Buenos Aires.Alquilamos un cuartucho de mala muerte cerca del viejo puerto.Éramos pobres,pero nos sentíamos harto más que felices.-suspiró,y alzó su dedo índice,.admonitoriamente-No;contrariamente a lo que puedas estar pensando,Nika,nunca tuvimos sexo.Nunca.
-Yo no estoy pensando en nada-dijo Lutbimov,secamente..-Yo solamente te estoy escuchando.
Dal Monte sonrió con amargura.
-Me llamaba"pequeño cerdo burgués",porque conocía harto bien mis orígenes aristocráticos.Peleábamos hasta los golpes.Terminábamos riendo,abrazados,riendo hasta llorar....Sí,hasta llorar.
Cuando conocí a la que luego sería mi finada esposa,tras hacer las paces con mi familia y recuperar el bienestar perdido,se enfureció de tal manera que no me habló por mucho tiempo.Por supuesto,no fue a la boda,.aunque me envió un presente espléndido:la Divina Commedia en una preciosa edición bilingüe,con ilustraciones de Gustave Doré.En el canto relativo a la selva de los suicidas(suicidas transformados en árboles infernales),justo en donde amargamente se queja un "anónimo suicida florentino",escribió,con lápiz:"Y.D.A.".
Quiso decir que era número puesto para el suicidio.
Me amaba?
No lo sé.Nunca se lo pregunté;nunca me lo dijo.Pero,cuando mi esposa dio a luz a mi hija muerta,la única mano que se posó en mi hombro,y el único hombro que acogió mi llanto,fueron los suyos.
Un buen día recibí un sobre lacrado,al estilo antiguo.Era él,me pedía que fuera a pasar esa noche a su lado.
-He escuchado bien?!-los ojos de Nikolai por poco bailaban en las órbitas,y no era precisamente a causa del alcohol.
-Sí.Has escuchado bien.Y yo volé a su lado.No sé por qué,pero volé a su lado.Había alquilado un cuarto para ,mí..para ambos,en el Élevage de Mar del Plata.Y allí estuvimos,charlando y bebiendo,jugando al ajedrez y discutiendo las teorías de Lacassagne .Nos abrazamos.-siempre riendo y llorando,casi al mismo tiempo.Estábamos borrachos,claro,.Pero nunca fui literalmente devorado a besos como lo fui aquella noche.Sin embargo....no hubo nada de lo que tenga que arrepentirme.

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